lunes, 7 de mayo de 2007

Premonición

Los musulmanes se saludan con la mano derecha en el corazón y la palabra “salam”. Salam quiere decir Paz. No hay diálogo entre musulmanes que no comience con el deseo recíproco de paz. Y paz es lo que pido desesperadamente antes de sacar las cosas de quicio. Alguien ha publicado que conversos españoles se proponen construir en Córdoba con dinero saudí una mezquita a modo de Meca europea. Para quienes todavía profesamos la religión del sentido común, suena a disparate. Una inocentada. Lo malo es que todavía queda semana y media para el 28 de diciembre. La noticia tiene toda su mala intención. Reconozco que la jugada es maestra. Maquiavélica. Hace unos días el obispo de Bilbao alentó la convivencia íntima de culturas dentro la Mezquita de Córdoba. Eso dijo. Y esa es la verdad. Pero es tan hermosa que hay que acabar con ella. Y la mejor manera de hacerlo consiste en alentar el miedo del islamismo y colocarlo a la altura de las parcelaciones ilegales de Medina Azahara. Quizá con el pánico al integrismo accedan al plan BIC y desalojen por fin la zona. No hay mensaje de paz que no sea respondido desde las estructuras de siempre con un tsunami de intolerancia y xenofobia. La primera consecuencia de esta estrategia perversa consiste en la exterminación de las zonas de opinión intermedias. La prensa se ve obligada a preguntar a los representantes de unos y otros, a obispos y juntas islámicas. ¿Y a mí quién me pregunta?

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