lunes, 4 de junio de 2007

Historia General de Al Andalus

Sé bien lo que significa sentir a medias. Notar que te falta un palmo para que el roce de los labios sepa a beso, el tacto de los dedos a caricia, la miel a la miel. La hemiplejia sentimental no se cura con pastillas. Ni con cirugía. Se acepta. O acaba contigo.

Un drama similar padece quien conoce a medias. El imbécil que ignora que no sabe y aún así defiende su postura como si en ello le fuese la vida. Sólo que la ignorancia consentida se cura. No mata. Y daña más al prójimo que a uno mismo.

Los males individuales sacuden con la misma virulencia a los grupos sociales. Una pareja, una empresa, una ciudad o un país, pueden sufrir la misma depresión que tú sufres. Andalucía, sin ir más lejos, siente y sabe a medias. Y de ahí provienen sus males.

Siempre creí que a los andaluces nos sobraba sentimiento y nos faltaba conciencia. Demasiado corazón y poca cabeza. El mal endémico de Andalucía. Me duele decir que los 25 años de gobierno socialista han invertido la proporción a peor: hemos perdido sentimiento y carecemos de conciencia. Y lo peor es que casi nadie advierte la enfermedad, a casi nadie le importa el diagnóstico, y a nadie le interesa el remedio: saber quienes somos.

No hay día que no me pregunte quien soy. Que no me cuestione la existencia. Qué hago aquí. Cuál es mi sitio. El pasado martes, en una conferencia que escuché a ratos por imbécil, el escritor Gustavo Martín Garzo justificaba la vida como el tránsito necesario para encontrar el sentido de vivir. Conocerse a uno mismo es la única tarea que nos encomendó el destino desde que nos desprendimos del cordón umbilical. Y no entiendo porqué lo que resulta legítimo a título individual se rechaza por peligroso a título colectivo. Yo vivo en Andalucía. Hablo, pienso y siento en andaluz. Y como yo, la inmensa mayoría de los que me rodean. Sin embargo, conocer nuestras señas de identidad ya no es cool. Para muchos, un absurdo político. Lo intelectualmente moderno y comprometido consiste en divagar sobre lo que votarán los catalanes, el proceso de arrepentimiento recíproco en Euskadi, o el mestizaje planetario de culturas siempre que no se produzca dentro de tu casa. En el mejor de los casos, el progresismo se ha convertido en una pose estéril a miles de galaxias de la realidad. Por eso me parece valiente el gesto de la editorial Almuzara, encargando y publicando la “Historia General de Al Andalus” de Emilio González Ferrín. Una obra maestra. Urgente e importante. Necesaria. Porque explica con rigor y sentido común en qué consiste uno de los ingredientes esenciales del alma popular andaluza. Aunque es un libro de historia, no habla de pasado. Está escrito en presente. Es vanguardia. Política. Pensamiento contemporáneo. Psicología. Sangre. Su lectura debería recetarse en las farmacias. Porque cura esta ignorancia consentida que tanto daño nos está haciendo sin darnos cuenta. Y además, sin pretenderlo, alivia los males del corazón.

1 comentario:

Énriock dijo...

Además de recetarse en las farmacias tendría que estar en los temarios de oposiciones del profesorado de secundaria en la asignatura de Geografía e Historia, o en las facultades donde estos profesores han estudiado. Además deberían ser preguntas que siempre salieran en dichos exámenes para obligar a su estudio. Es muy triste comprobar cómo se sigue educando a nuestros hijos e hijas con los mismos tópicos conque nos engañaron a nosotros en nuestros estudios: invasión, reconquista, expulsión. ¿Cuándo se reconocerá que los andaluces hemos exisitido siempre? ¿cuándo reconocerán los libros de texto usados en los institutos de Andalucía la existencia del pueblo andaluz? Más de la mitad ni siquiera la menciona. Y si hablan de Andalucía suele ser para referirse a los tópicos: la Semana Santa, las ferias, romerías folclore. O se echa mano del paisaje y los monumentos típicos. Y se habla del andaluz como un dialecto del castellano, un castellano mal hablado. Como diría Tomás Gutier en su libro "Con permiso... Viva Andalucía Libre". En las escuelas andaluzas "se van haciendo ciudadanos universales, es decir, del universo, por lo tanto, de ninguna parte"